noviembre 24, 2012

26 de Julio 1952

La voz triste & lenta del locutor de Radio del Estado se escuchó angustiosamente en todo el país:
La Jefa Espiritual de la Nación había fallecido a las 20:25hs . Hubo duelo nacional. Se cerraron las confiterías, los teatros. Un silencio doloroso cubría la ciudad. Lloraba la gente por la calle & en millones de hogares se rezaba devotamente.
El cuerpo de Evita sería velado en el Ministerio de Trabajo & Previsión, & por expresa voluntad de Evita, sus restos serán guardados en la sede de la CGT . El doctor Pedro Ara, famoso especialista español, fue el encargado de embalsamar el cuerpo.
 Nunca se había visto en Buenos Aires una expresión tan evidente de dolor colectivo. Fotografías, películas, miles de artículos han dado cuenta de lo que fue el largo velatorio que duró hasta el 11 de Agosto. Nunca se olvidará en Argentina , porque nunca se olvidará a Evita.
Ahí está el relato de Perón:
                                        "El día antes de morir, me mandó a llamar porque quería hablar a solas conmigo. Me senté en la cama & ella hizo un esfuerzo por incorporarse. Su respiración era apenas un susurro.. -No tengo mucho por vivir- dijo, balbuceante - Te agradezco lo que has hecho por mi. Te pido una sola cosa (...) - Las palabras quedaban muertas sobre sus labios blancos & delgados. Su frente estaba brillante de transpiración. Volvió a hablar en tono más bajo. Su voz era ahora un susurro: - No abandones nunca a los pobres. Son los únicos que saben ser fieles...
Si asombran la fuerza & el coraje de Eva Perón, emociona hasta las lágrimas su amor por el pueblo. Intento, renovado, verdadero. Surgía de su apasionado corazón & se irradiaba hasta el corazón de cada hombre & cada mujer que lo recibía & transformaba en antorcha. Dio & recibió mucho amor. Su vida fue una entrega total a una causa de justicia & dignificación de la clase más desprotegida & explotada. Nunca se podrá decir que había egoísmo & ambición personal en lo que hacía.
No cabe pensar que frente a la muerte alguien pueda seguir manteniendo una farsa. Es honesto, pues, creer que Eva Perón no mintió, que no lo hizo en los últimos instantes de  su vida, cuando recomendó a Perón que no se olvidara de los pobres. De esos "descamisados" que ella había amado tanto & por los cuales trabajó incansablemente. 
Indudablemente , los amaba de verdad.